Arturo Márquez, Mara Tamayo y "La Chávez".

Hace algunas semanas, comentaba con Arturo Villela (para variar), sobre la magnífica música "pop" de concierto a la que una población aunque fuera reducida, tenía acceso en la Italia del siglo XVIII. La idea me atravesó la cabeza al estar escuchando algunos de los conciertos de L'Estro Armónico de Antonio Vivaldi, grabados por la increible Europa Galante de Fabio Biondi (VMD 5 45315) en aquella legendaria llegada a Virgin Records.

Si bien la definición de la música pop necesita de los pilares conceptuales de la posmodernidad para sobrevivir, el término no tiene porqué no funcionar para el ingenioso Vivaldi y su gran cantidad de música ligera, de una belleza inconmensurable pero finalmente, "pop" - preparada para el goce de los públicos sin mayor complicación. Aunque la obra de "el cura rojo" no se limita a eso, nuestra conclusión fue: "qué buen pop se escribía en el siglo XVIII".

Haciendo una analogía con el consumo cultural contemporáneo, y pese a que a Arturo Márquez se les escucha quejarse de la casi única e inminente asociación que su obra tiene con el danzón, me parece que los alcances de gran parte de su obra, le merecen el reconocimiento de "uno de nuestros mejores compositores de música pop orquestal en México".

Así lo evidenció la ejecución de su pieza Máscaras, concierto para arpa, en manos de la muy joven Mara Tamayo como solista. Dirigió la Orquesta Sinfónica Carlos Chávez, Santiago Serrate.

La obra, que incluía una narradora dentro de la orquesta, se dedica a explorar metáforas en medio del sufrimiento de las mujeres. Las lecturas posibles en 2006 comienzan, por supuesto, entre las mujeres muertas en Juárez al norte de México, pero terminan en todas las posible interpretaciones del escucha.

Música asequible y consumible. Absolutamente tonal y disfrutable. Sin sobre saltos formales o estructurales, arrancó un aplauso constante y elongado por parte de los asistentes al finalizar la ejecución de las 4 partes de la obra.

Santiago Serrate parece tener ya una carrera muy notable y que "todos debemos de aplaudir" considerando que tiene 31 años. Eso lo digo con absoluta convicción, no debe ser fácil ni siendo cuñado de alguien...

Sin embargo, y esto pudo deberse a la orquesta, la precisión y eficiencia del concierto dejaron mucho que desear. Las malas aveniencias se dejaron ver desde el inicio cuando la 300% "pop" Obertura Cubana de George Gershwin estuvo plagada de imprecisiones y faltas de balance sonoro muy graves (en momentos hubieramos deseado que la tarola se callara si no podía integrarse al volumen del resto de la orquesta). La relación de Santiago y la orquesta, quizás por la corta edad de todos, se antojaba muy problemática.

Mara por su parte, tan magnética como siempre, se movió con comodidad a lo largo de la partitura; en su mayoría con tempi estrictos y con rubatos muy moderados (demasiado para mi gusto). Supongo que a Marquez le complace esa interpretación, y quizás la obra es finalmente funcional así.

De "la Chávez" últimamente se puede esperar todo: desde formidables entregas hasta desencajadas insinuaciones de obras; sin embargo, el sonoblog mantiene una estricta premisa - nada de ataques ni críticas mordaces -. Por el contrario, buenas espectativas para escucharles mucho mejores conciertos.

De regreso a la obra de Márquez: en cuanto al contenido de los versos, me costó en lo personal conectar su intensidad con las construcciones tonales y nostálgicas del compositor. Disfruté claro la obra, pero compuse después esa idea: que la habilidad de Márquez para tocar un tema tan indignante como enervante a través de la música tonal, estaba centrada en gran parte en su relación con los públicos asiduos a su música. Dicho con menos precisión, Arturo hace música para compartir, y en estos tiempos esa es una labor infinitamente loable.

Proporciones guardadas en todos los sentidos, Arturo Marquez es un compositor de pop orquestal, como lo fue Vivaldi, en medio de la post-post-post modernidad.

En cuanto a Santiago, urge que le escuchemos con distintas orquestas para apreciar su talento. De Mara sabremos mucho más a través de los años.

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