Músicos, monopolio y software libre: ¿cuánto toma dar el primer click creativo?

foto de Ardour y Xadeo

Hace unos días encontré un texto de Joszef Mak que hoy recomiendo ampliamente. Mak pertenece al equipo de diseño para la distribución de LINUX sudafricana Ubuntu/Xubuntu. Su ensayo habla sobre la inconsistencia del diseño (visual y de interfaces) en las aplicaciones, como un obstáculo por saldar para la creación artística efectiva utilizando software libre.

Dicha inconsistencia se refiere al nivel más básico, primitivo pero social y antropológicamente más apetitoso del uso de tecnología computacional lineal como la conocemos: la siempre ninguneada interface de usuario + ambiente de trabajo, o ya bien, esa serie de aplicaciones que en el software libre invariablemente se ven distintas entre sí, funcionan distinto y que sólo eventualmente se intercomunican con éxito.

Aunque Mak centra sus observaciones en la creación visual y el diseño, el caso es fácilmente extrapolable a los músicos que creamos con herramientas de software libre.

Algunas reflexiones resultantes a continuación...

El problema del entorno.

Buenos ejemplos de esta inconsistencia y de la imposibilidad de un ambiente de creación musical eficiente e integrado usando FLOSS, son las distribuciones LINUX para músicos: 64Studio o la famosa CCRMA.

Después de instaladas, efectuar cualquier proceso creativo sin interrupciones de configuración toma por lo menos 1 día de trabajo. El músico de mucha paciencia no tarda en advertir las carencias de cada aplicación (notación, secuencia, grabación de audio digital etc.) frente a aquellas propietarias con las que está quizás familiarizado. Sin embargo, es mi opinión después de algunos años sugiriendo y promoviendo estas herramientas entre colegas, que esas carencias NO son el principal problema; finalmente, en ellas trabajan desarrolladores no siempre muy colaborativos y músicos malhumorados que terminan pujando rumbo a su consolidación.

El problema más importante tiene que ver con la carencia de un entorno de trabajo integrado y práctico, que parafraseando a Mak, no sea visual y estéticamente dependiente del gusto, sino de la efectividad. En el caso del software que pretende ser una herramienta creativa, el primer objetivo debiera ser siempre minimizar el tiempo que el creador debe emplear para configurar, antes de dar el primer "click creativo".

Si bien la mayoría de las aplicaciones musicales "libres" también adolecen de lineamientos de ergonomía y economía de uso (como las recomendaciones HIG), un precepto fundamental ausente es el de "convención sobre configuración" para lograr este objetivo. [Más sobre este concepto en 37signals] Si bien este es un problema recurrente también en aplicaciones privativas, queda claro que el software libre no ha podido dar aplicaciones que se comuniquen, configuren y pre-configuren para que los procesos creativos comiencen a suceder cuanto antes y sin obstáculos.

No puedo dejar de reconocer los esfuerzos del malhumorado, entusiasta y perseverante Dana Olson para Ubuntu Studio, quien arrancó una iniciativa para promover la producción musical en una de las distribuciones LINUX más desarrolladas en aras del usuario final. Olson nada tiene que ver con la programación, es un músico sencillo y canadiense, que partiendo de herramientas muy básicas sin intención de mejorar las aplicaciones, integró algunos scripts y convenció al líder de la distribución, Shuttleworth, sobre la necesidad de una comunidad de discusión sobre creación audiovisual dentro del sitio de Ubuntu. Ubuntu Studio, hoy sólo un sueño con scripts y un wiki muy útiles, promete ser un futuro fork de Ubuntu para artistas que representaría un comienzo promisorio.

¿Quiénes sí lo hicieron bien?

...nadie. A mi parecer, nadie., pero el software privativo sí que debió hacerlo bien si el porcentaje de músicos creando con software libre quizás no alcance ni el 0.5% del "mercado"... ¿cómo lo lograron ellos?

Mucho se dice que el entorno perfecto para el creador con medios electrónicos es OS X de Apple Computers. Tenemos sin embargo, pocas formas de evaluarlo; OS X ostenta una integración visual y de aplicaciones que se logró patentando y cerrando el desarrollo de ese sistema operativo, para que sólo la compañía y reducidísimos tratos comerciales dieran paso a desarrollos de software y hardware. Como todos estos son auditados por Apple, la integración, compatibilidad y comunicación entre aplicaciones es inminentes, como inminente es la privación de un desarrollo comunitario como el que ofrecen las tecnologías basadas en el conocimiento libre.

El camino de las patentes y el secreto industrial ha conducido sí a eficiencia y productividad para el comprador, pero también a la factibilidad de que monopolios privativos del medio de la producción musical como Avid, del que hablaremos a continuación, se fortalezcan aniquilando la posibilidad de alternativas.

Músicos y monopolio

La dinámica del software musical libre se mueve sobre una premisa tácita: mientras menos músicos estemos avistando problemas, más tardaremos en tener alternativas al deleznable... MIL VECES DELEZNABLE monopolio AVID/ProTools...

El monopolio Avid resultó tan aberrante como el de Micromucks en los sistemas operativos, e incluso mucho menos útil para la popularización de las computadoras en el medio musical.

Lo que fue la interesante iniciativa de una empresa de software de edición de video que se inmiscuyó a fines de los ochentas en estudios de producción de medios californianos y en las televisoras de todo Estados Unidos, poco a poco fue absorbiendo pequeñas compañías de software dedicadas al desarrollo de herramientas para todas y cada una de las áreas de la producción audiovisual. Al cabo de unos años, AVID se apropió del desarrollo y las patentes de dos compañías: Digidesigns (software y hardware para edición de audio y estudios de grabación) y SoftImage (software para efectos digitales 3D para cine principalmente). Ya en el siglo XXI, AVID no se conformó con dominar el mercado de la industria que más dinero representa para los Estados Unidos, la de medios audiovisuales; continuó ahora devorando el mercado de los estudios caseros.

Ya en el siglo XXI, comenzó adquirió pequeñas compañías de software personal para músicos con un claro golpe final entre 2003 y 2006, cuando se adjudicó principalmente tres compañías de hardware y software: Steinberg Systems (fabricante de los sistemas de producción y composición musical Cubase, Nuendo etc, compradas a través de una filial suya llamada Pinnacle), M-Audio (compañía alemana productora de tarjetas digitalizadoras de audio de bajo costo y excelente calidad) y Sibelius Music (uno de los dos programas líderes de notación musical para la preparación de partituras impresas), centralizando los CÓMOS de las interfaces, imponiendo formatos de almacenamiento propietarios y protocolos patentados de intercomunicación de todos estos programas.

[NOTA: En enero de 2005, quizás después de notar que el control ya estaba ganado y que el talento del equipo de ingenieros de Charly Steinberg no represtaba amenaza para su emporio, Avid/Pinnacle vendió la compañía Steinberg al monopolio musical de oriente, Yamaha.]

En una década, AVID compró con millones de dólares las principales herramientas con que trabajan editores de video, estudios de cine, casas productoras, disqueras, estudios de grabación, compositores, videoastas, impresores de partituras, músicos de cine, intérpretes etc. Hardware y software integrado y estandarizado a través del control voraz de distintos mercados. La imposición del capital económico y la derogación de un posible capital simbólico por desarrollarse, producto de las mentes de miles de ingenieros, programadores y artistas.

Músicos, ratones y monopolios simbólicos

De forma muy similar aunque con una historia de determinación digna sí del "iluminismo", la interface gráfica de las computadoras Macintosh de Apple Computers, logró cultivar un fervor quasi-guadalupano por parte de músicos y artistas que como hordas de zombies, preciaron la interface bella, "buena onda", "chévere", "muito legal", "cool" y cómoda de las máquinas de la manzana. El valor agregado de una buena idea para la sencillez de uso de una computadora, tuvo una gran acogida entre profesionales de la edición de audio y música, que utilizaban programas esclusivos para MAC como ProTools (el editor de audio sine-qua-non del cine y los estudios de grabación), u otros editores de música también uniplataforma (MOTU Digital Performer o alternativas de Yamaha entre otras.)

El usuario final encontró en MAC la sensación de un entorno de trabajo integrado y cómodo, socorrido por artistas hipnotizados por su sencillez de uso e interface embellecida por patentes y el pago de licencias para desarrollo.

Mientras AVID construía su monopolio económico, Apple construía entre los creadores uno simbólico. Apple nunca guardó una salud financiera como para ganar exclusividad de las empresas de software para su plataforma; al menos no antes de 2002 cuando un ejército de jóvenes ángeles con audífonos rescató los ingresos de la compañía: los ángeles del iPod. Sin embargo, esa no exclusividad contribuyó para que AVID y otras, extendieran su oferta a los usuarios del conocido monopolio de los sistemas operativos: Microsucks Window$. Eso le dio a AVID del siglo XXI, un pilar más para una base nueva de usuarios que "compramos" ProTools buscando atraer más clientes ignorantes, que rebuznaban cuál almas en pena la frase: "Busco ProTools", cuando necesitaban grabación y postproducción de audio y música.

¿Reto imposible?

JACK en Linux.¿Podrá el software libre apelar a la libertad de las ideas y el desarrollo comunitario para lograr lo que los monopolios lograron en años de patentes? Si bien mucho debemos reconocer a todos esos programadores y compañías de software privativo la forma en que promovieron el uso de tecnologías computacionales en la creación y producción músical, debería ser hora de probar como en el caso de otras aplicaciones como el software de oficina e Internet, que la alternativa es viable. Sin embargo y como hemos dicho ya, un músico transita por horas de configuración e experimentación frente a entornos libres.

Esfuerzos como el de JACK (Ver imagen) en Linux, impresionan por su pericia y practicidad a músicos habituados al software privativo; el problema es que no hay muchos ocupados en que estas ideas alcancen la practicidad.

Cómo explicar con hechos que los ambientes de producción en software libre, deshilvanados, mal peinados por ahora, pero desarrollados en comunidad, traerán a la larga mayores beneficios para todos; muchos más que los ambientes de producción integrados a través de la compra voraz de ideas y pequeñas compañías con buenos programadores y músicos.

Delegar la decisión de lo que necesita un músico de su software a una bestia corporativa, limita el desarrollo de empresas pequeñas y regionales e impone normas y amenaza la estandarización de formatos y métodos.

Nuestro reto como activistas de la cultura libre, será reducir el tiempo del primer "click creativo", como una primera estrategia para hacer creer a los músicos, siempre inconscientes y apartados de su participación social, que la creación artística digital con herramientas de software libre es el único camino permisible, pues de esa forma se elimina la radicalización en el desarrollo de interfaces, y se fomentan las herramientas a la medida del creador.

Ese instante, sagrado, se hará patente en la también necesidad del propio autor de conectarse con los desarrolladores, generando nuevos vínculos de creación y productividad, económicos y comuntarios, que no sólo beneficiarían a los que más recursos económicos tienen, sino a todos aquellos programadores, empresarios y artistas con ánimo de innovar, adecuar o simplemente producir de formas más sencillas, libres, diferentes o divertidas.

Si en el universo del software privativo lograron resolverlo imponiendo interfaces y configuraciones que quizás provocaron que la música "comercial" suene TODA muy parecida, y que quizás hacen que la música de artistas "independientes" replique esa estética y sonoridad al tener que usar las mismas aplicaciones, ¿por qué no habríamos de resolverlo nosotros con un poco de libertad 0 y comunicación entre programadores y músicos regionales? La cadencia, sigue rota...

José Serralde

[Imagen 1: Un músico finalmente logra un entorno estable para trabajar en Linux. Autor: Herbt]
[Imagen 2: El estándar de conexiones entre aplicaciones de audio, JACK, interconectando puertos de salida y entrada gráficamente, para dos aplicaciones no relacionadas. Por el momento, de nada sirve para la practicidad, pues JACK no sugiere formas en las que la aplicación se conecte de forma estandarizada el arrancar.]

[El presente artículo se encuentra publicado, como el resto de este BLOG, bajo una licencia Creative Commons.]

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